vie. Jun 27th, 2025

Bizcocho de limón esponjoso como base

Para crear la base perfecta de estas tartitas de durazno, se comienza batiendo seis huevos junto con 200 gramos de azúcar durante unos diez minutos, hasta obtener una mezcla espumosa. Aparte, se combinan 180 gramos de harina con una pizca de sal y cuatro cucharaditas de polvo de hornear. Esta mezcla seca se incorpora lentamente a los huevos batidos, tamizándola para evitar grumos y conservando la ligereza de la masa.

La ralladura de dos limones orgánicos aporta un toque cítrico y fresco. El batido se vierte en un molde redondo previamente engrasado (26 cm de diámetro) y se hornea durante 18 minutos a 180 °C en horno convencional, o a 160 °C si se usa aire forzado. Una vez cocido, se retira del molde y se deja enfriar completamente sobre una rejilla.

Mousse de burrata con un toque dulce

La mousse cremosa se prepara mezclando 400 gramos de burrata de búfala con igual cantidad de mascarpone, una cucharadita de aceite de oliva, dos de azúcar glas, una pizca de sal con vainilla (puede reemplazarse con sal común y esencia de vainilla) y una cucharada de jugo de limón fresco. Todo se bate durante unos cinco minutos.

Se hidratan 1,5 hojas de gelatina según las indicaciones del paquete y luego se agregan a la mezcla fría, revolviendo bien. La mousse se coloca en una manga pastelera y se refrigera hasta el momento del montaje.

Compota de duraznos con aroma a romero

Para el relleno, se pelan y trocean 300 gramos de duraznos (frescos o en conserva sin azúcar) y se calientan a fuego lento con una cucharadita de azúcar de tonka (o azúcar común con un toque de haba tonka rallada). Luego de triturarlos, se cocinan con dos ramas de romero durante cinco minutos. Tras retirar el romero, se incorpora 1,5 hojas de gelatina previamente hidratadas. Se deja enfriar hasta lograr una consistencia untuosa.

Montaje de las tartitas

Se cortan círculos del bizcocho usando un cortador y se recorta la parte superior para obtener una superficie lisa. Cada base se humedece ligeramente con néctar de durazno (100 ml en total) y se coloca en moldes con láminas de acetato.

Con la manga pastelera, se recubre el borde interior del molde con mousse de burrata. En el centro se añade una buena cucharada de la compota de durazno. Luego se completa con más mousse y se alisa la superficie. Las tartitas se enfrían para que adquieran firmeza.

Para decorar, se utilizan duraznos frescos en láminas (posiblemente congelados antes para facilitar el corte), caramelizados con azúcar de tonka, junto con avellanas molidas y enteras, y ramas frescas de romero.

Una mermelada casera que sorprende: fresa, ruibarbo y… ¡chocolate!

En paralelo, las redes sociales se han llenado de entusiasmo por una receta de mermelada casera que combina ingredientes clásicos con uno inesperado: el chocolate. En el grupo de Facebook “Mermeladas y hechos en casa del jardín”, una usuaria compartió su versión con fresa, ruibarbo y chocolate con sabor a yogur de fresa.

La preparación consiste en cocinar 400 gramos de ruibarbo en un poco de agua hasta que esté tierno, añadir 1,5 kilos de fresas y hervir todo junto por unos diez minutos. Luego se tritura al gusto, se incorpora azúcar para mermeladas y se vuelve a calentar. Finalmente, se apaga el fuego y se agregan dos tabletas de chocolate troceado, removiendo hasta que se derrita completamente.

Innovación con sabor tradicional

Esta mezcla poco convencional ha generado numerosos comentarios positivos. Varios usuarios admitieron que jamás habían pensado en agregar chocolate a una mermelada. Entre las sugerencias, destaca la combinación de fresa con chocolate blanco, otra variante que ha capturado el interés de los amantes de las conservas.

Ya sea con un postre sofisticado como las tartitas de durazno con mousse de burrata, o con una mermelada reinventada, el verano se presta para experimentar en la cocina y sorprender con sabores únicos.